lunes, 26 de abril de 2010
Lo que se hace por amor
“¡¡¡¡¡Quieeeero una hembra!!!”. Ese es el grito desesperado que se escucha por todo el monte andaluz con la llegada del otoño. No suena así, naturalmente, no suena como el viejo de Amarcord que se encarama a un tejado demandando lo que la naturaleza le prometió. Suena más o menos así: “Muuuuuuc”. Es de noche y el latido del instinto se multiplica. Los ciervos están de berrea. Los ciervos quieren hembras. Y los cazadores se frotan las manos. Es la antesala del fin de la veda. Las escopetas abatirán sementales, los que ahora enloquecen por ellas. Esto es una historia de sexo, poder y muerte. “Mi gran combate, mi particular Frazier-Clay, fue en esta misma finca. Dos ejemplares hermosos, con cuernas parejas, se citaron para la pelea. El joven pensaba que era el momento del relevo y no hizo caso a la mirada del viejo, que le sugería que se alejara de su harén. Estuvieron estudiándose un buen rato hasta que se decidieron a enlazarse. Los ciervos no son como las cabras, no es una pelea de golpes; es una pelea de fuerza. Se engancharon y empezaron la danza. Fue una lucha igualada, empujándose, desenganchándose, enganchándose de nuevo ante un auditorio de hembras expectantes. Ganó el viejo, pudo con el joven, lo agotó y, cuando lo vio derrotado, lo embistió con la cabeza, sin intención de herirle, humillándole. Vete de aquí. Posiblemente sería su última victoria. Al año siguiente, ya no estaba”. Andrés, propietario de la finca de Los Alcornocales en la que nos encontramos, refiere aquella lucha épica entre animales mitológicos con la emoción de un hecho único. Sabe que no lo es, sabe que la leyenda nos habla de dos ciervos de cuernas de veinte puntas que se engancharon y se desengancharon hasta que en un lance, después de una interminable pelea por el poder, sus cuernas no pudieron separarse más. Durante dos días estuvieron unidos, ya sin pelear, sólo intentando desatar el nudo. No pudieron. Murieron en el ring. No hubo campeón, unidos por el símbolo de su virilidad. Desconoce la leyenda si las hembras que asistieron al combate rindieron el debido homenaje.
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Kelcer
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1 comentario:
Este articulo se lo e robado a mi padre, perdóname papi ;)
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